¿Cuánta grandeza estamos dispuestos a reconocer en las personas? Porque, según decidamos a quién estamos dirigiendo, estableceremos una diferencia crucial a todos los niveles. - Benjamin Zander
¿Cuál es el cometido de un director de coro? ¿Mandar, disponer, gesticular? Siguiendo el planteamiento de Benjamin Zander, director de la Boston Philharmonic Orchestra y excelente pedagogo, la misión de un director consiste en sacar a relucir la capacidad expresiva de cada uno de los miembros de una orquesta – o, en su caso, un coro – ya sean profesionales o no. Se trata de respetar y fomentar las diferentes personalidades musicales, ya que las diferencias suman, no restan. En el momento en que cada uno de los miembros encuentra su lugar en el conjunto y aporta lo mejor de sí mismo – como ser humano y como músico – es cuando estamos haciendo música y, además, disfrutando de ella.
¿Y esto cómo se consigue? Suena fácil, pero requiere implicación y entusiasmo por parte del director y de los miembros del coro. Para empezar, el trabajo a nivel vocal y corporal es muy importante. Los cantantes deben de tener conocimiento y control sobre su instrumento y sentir respeto por él: cuanto más entiendan su voz, mayor será su capacidad expresiva. Pero afinar y expresarse no lo es todo; la escucha también es crucial. Se trata de aprender a escucharnos a nosotros mismos y a los demás para ver la función que tenemos dentro del conjunto, para descubrir cuál es nuestra aportación personal y entender la intención del arreglista o compositor. ¡Y no nos olvidemos del fraseo, del groove, de la rítmica, la improvisación, la creatividad y del coraje! Si estamos abiertos a lo que ocurre a nuestro alrededor, ningún ensayo resultará aburrido y ninguna interpretación será igual a la anterior.